Por Dr. Alfonso Ontiveros Sánchez de la Barquera

Todo mundo parece tener una idea más o menos clara sobre lo que es una fobia. Así es que cuando decimos que alguién tiene una fobia a las alturas, los aviones o a los perros, de inmediato entendemos que esa persona sufre de un miedo intenso y excesivo a la presencia de estas e

La palabra fobia viene del Griego “fobos” que significa miedo.

La Psiquiatría moderna ha clasificado a las fobias en tres grandes grupos:

  1. La Agorafobia.
    Se refiere al temor que presentan algunas personas para salir o alejarse solos de casa o al temor a ciertos lugares públicos en donde la persona tiene la impresión de que algo malo podría sucederle y nadie le podría ayudar.
    Este temor obliga a quien lo sufre a hacerse acompañar de personas de su confianza como familiares o amigos para sentirse más seguras.
  2. La Fobia social.
    Este es el temor excesivo a enfrentarse a situaciones sociales en donde exista la posibilidad de ser visto o juzgado por los demás.
  3. Las Fobias específicas.
    Incluyen todos aquellos tipos de temores excesivos a situaciones específicas, animales o ambientales.

Entre estos últimos el temor a la altura, los aviones, a lugares cerrados (claustrofobia). El temor a ver sangre (hemofobia) y a cualquier tipo de animal, son también fobias específicas. Estas fobias se clasifican en ambientales y animales.

Para que podamos hablar de fobia social, como en cualquier tipo de fobia deben existir tres componentes:

  1. Temor anticipado
  2. La reacción de angustia ante el objeto o situación que se teme
  3. Evitar las situaciones que se temen Así, las personas que padecen de fobia social sufren de angustia y nerviosismo anticipado, ya que temen enfrentarse a una o más situaciones sociales.

Entre las situaciones que se temen están, hablar en público, comer en un restaurante concurrido, recibir amigos en casa o incluso, para aquellos con fobia social generalizada grave, tener que cruzar dos o tres palabras para comprar un periódico es motivo de angustia.

Cuando el sujeto se enfrenta a la situación fóbica que teme presenta una sensación de nerviosismo que se puede acompañar de la sensación de aceleramiento cardiaco, falta de aire, mareo, bochorno, temblor, sudoración excesiva, nausea o sentir que se enrojece.

En los pacientes el temor al ridículo, al nerviosismo, a hablar con voz temblorosa que son manifestaciones de excesiva ansiedad refuerzan el temor de que los demás se percaten de su ansiedad y haga realmente el ridículo, aunque no sea así.

La persona termina por evitar las situaciones sociales que teme y se establece el patrón típico de síntomas fóbicos sociales

El Dr. Alfonso Ontiveros Sánchez de la Barquera
Es especialista en Psiquiatría, Mtro. en Ciencias, Investigación Clínica Psicofarmocolgía. Doctor en
Medicina. Director e Investigador del Instituto de Formación e Investigación en Salud Mental A. C.

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